jueves, 5 de enero de 2012

Un problema Argentino

Es que no existe la "muerte cívica" para los que hacen un desastre en la función pública o mismo en público. Todo pasa, como dijo Grondona. Es triste que un personaje tan siniestro nos revele semejante verdad, pero la verdad a veces viene del lado mas inesperado y siempre la necesitamos.

Recuerdo que una persona muy importante en el ambiente de la música argentina, me contó una vez la historia de Afred Cortot, el gran pianista frances. Me decia que Cortot tuvo una carrera particularmente brillante en el sentido en que llegó un momento en que se había ganado los corazones de los franceses. Llegada la Segunda Guerra, apoyó la "República de Vichy" y cuando la guerra terminó sucedió algo muy extraño: No había recital de Cortot que no estuviera atiborrado de gente, como era de costumbre, mas al final de cada recital no lo saludaba ni el tipo que hasta hacía segundos le pasaba de página en el escenario. Nadie le hablaba tras bambalinas, luego de aplausos atronadores. Un día, Cortot vió a esta persona que fué la única que quedó luego de un recital, y muy conmovido hasta las lágrimas lo saludó contándole un poco (no mucho) su pena, y como parecía que por mucho tiempo no hablaba con mucha mas gente que su familia y sus allegados mas inmediatos, le contó que sentía esa "muerte en vida" y que el había apoyado el régimen de Vichy por que no quería mas muertos franceses y por que le daba una chance de presionar para que no se bombardeara la París de sus amores. No obstante aquello la gente dió su veredicto que fué mas duradero y duro que la prohibición legal que se le impuso por un año de tocar en público.

Esto es la muerte cívica, y nuestra sociedad necesita aplicarla a sus políticos y entenados. Mas poderosa que la muerte física

1 comentario:

carancho dijo...

En este paìs bananero muerte cìvica?
Amigo, acà los chorros son hèroes...