martes, 3 de enero de 2012

La omertá giustizialista


En estos días se dieron varias muertes de funcionarios del gobierno, todos mas o menos furibundamente oficialistas, en circunstancias poco claras.
Todas en una serie mas o menos rápida, a la que se suma un intendente de una localidad de Rio Negro buscado hace días, pero dado hoy oficialmente por desaparecido(*). Aquello, sumado a la situación en que quedó el sindicalismo vernáculo (y las perspectivas futuras de perder todas sus canonjías y chanchullos) me hace pensar que se trata de una vendetta de los sindicalistas destratados en favor de las juventudes de "La Cámpora"en particular, y de los nuevos entenados del gobierno actual en general.

Y no es para menos. Si uno lo piensa de cierta manera "La Campora" es un grupete de adolescentes sushi, nenes de papá recien llegados que se metieron a chapotear en lo mas negro de la política argentina. No son nadie, y tanto sea por presión interna y/o apoyo presidencial han avanzado mas allá de los puestos "políticos" tradicionales (esos puestos directivos de diversas instituciones que se sabe que cambian con cada gobierno), para ir a inmiscuirse en lugares neurálgicos de poder y logística tradicionalmente ocupados por sindicalistas o peronistas históricos y desplazarlos. Lo que los convierte como mucho en meros "paracaidistas".

Es que el sindicalismo es el poder real en la Argentina, el control de la calle y sobre todo de las urnas. Es el aparato justicialista por definición y son los tipos que manejan el interior a la voz de "meté este sobre en la urna o empezá a pensar que van a comer tus hijos". La militancia en cambio es sarasa que a algunos les llena los bolsillos y a otras almitas bondadosas, y sobre todo culposas, les moja la bombacha.

Pero no se puede luchar contra el sindicalismo corrupto en los mismos términos en que se podría desplazar a un funcionario directivo, carta mediante. No señor, estamos hablando de gente mucha de la cual tiene prontuario penal por crímenes varios, incluído mas no limitado a homicidios. A esta gente la jubilación suele llegarles con una condena, o con un balazo.

Dicho ésto, considero un error de cálculo el corte de cara al sindicalismo, considero que puede tratarse de el comienzo de una guerra mafiosa entre facciones internas del peronismo, y si no es error de calculo, la presidente Fernandez Whilhelm debe tener un as bajo la manga muy importante. No sé, hay que ver como se suceden los acontecimientos. Por ahora da la impresión que el gobierno se ha encerrado en lo mas rancio de su gente, dictó una ley que es verdaderamente del terror, sigue apretando controles de cambio, y sigue virando hacia una línea chavista por ahora retórica (ya que no tiene el aparato de terror policial que tiene chávez)

Lo mejor que podría pasar es que se maten entre ellos en una guerra sin cuartel y no quede ninguno. Cuanto menos ladrones en el estado mejor. Cuanto menos estado mejor. Pero como pasa siempre con estas cosas, se sabe como comienzan pero no se sabe como terminan, y mientras tanto los muchachos... cri cri, todo bien.

(*): Actualización Hoy 4/1/2012 reapareció Carlos Johnston en Santa Cruz. Segun la nota, los indicios son que debió ausentarse por propia voluntad. La Nación habla de un problema mental.

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