miércoles, 4 de enero de 2012

Computadoras periodistas?

Urgente 24 levanta una noticia donde afirma que en un futuro no muy lejano (5 años según los referidos en ella) algún programa de computadora ganará un premio pulitzer.
Es para tanto? o mejor dicho es de temer algo así? ¿Veremos periodistas como el viejo "Max Headroom" tomar el lugar de Ricardo Canaletti o Mauro Szeta?

A decir verdad, si resultan ser honestos no me importaría mucho, ya que como lo que importa es la información clara, una computadora sería idealmente "inambigua".

Hay que destacar el hecho de que si programar una computadora para que extraiga información "explicable" de un conjunto de datos tomados al azar, con algo que nosotros los hombres llamamos "objetividad" (vale decir concentración en la materia) es de por sí una tarea titánica (en la nota se habla de 10 años de desarrollo), hacer que una computadora llegue a mentir, o peor, a escribir con sarcasmo (cosas ambas no poco comunes en el periodismo de mainstream) es una tarea que raya en lo utópico.

Y hay una razón extra por la que lo veo difícil, y es que la labor periodística muchas veces se basa en juicios de valor, empezando por lo que se debe informar y lo que no, y terminando por lo que piensa el periodista en cuestión y sus simpatías.

Pensemos en Canaletti o Szeta por ejemplo. Cada intervención de ellos termina teniendo un tenor cercano a los "juicios éticos" de las Madres de Plaza de mayo y payasos comunistas por el estilo (ni hablar de los disparates a veces, o simplemente fruta que mandan sobre temas jurídicos o técnicos), cuando en realidad deberían limitarse a dar una información sin un juicio de valor (o regida por un juicio de valor republicano) por mas que éste haya sido dado desde el momento en que se seleccionó la noticia para salir al aire.

O por lo menos eso pide la ética periodística, además de acosar al estado y a sus funcionarios, quienes son en la vida diaria los mas fuertes.

En fin, no creo que esto suceda a la brevedad. En todo caso tendremos que bancarnos a personajes de esta ralea, que no tienen muy en claro que la diferencia entre un periodista y un agitador político es una línea muy delgada, y en ciertos temas pasa por ser una cuestión de grado.

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