martes, 1 de mayo de 2012

Futuro

Estamos en problemas. Problemas muy serios, no solo por lo que significan en el día a día sino por la prespectiva de solución (nula), y los efectos que tienen de largo plazo (devastadores).

Como argentinos estamos obligados a reconocer que tenemos una clase política que ha perdido absolutamente el norte desde hace mucho tiempo y hoy ensimismada, dispone de todas las políticas que sean necesarias para consolidar su poder, lo que los vuelve una especie de "neo-nobleza".
Ya lo vimos en el acto en Velez. En mi opinión, si hay algo que quiere decir todo ese estadio lleno de "militancia" es que vienen tiempos difíciles. Lo mismo la confiscación de YPF, si se lo quiere ver como la conquista de un espacio para introducir militantes. Están cerrando filas, dejando fuera a los tibios e indecisos y demostrando fuerza por que lo que viene es cada vez menos defendible desde las ideas, y probablemente sólo lo sea desde el garrote.


Cabe preguntarse que viene después del kirchnerismo, si es que hay un después. Yo creo que no obstante el dicho, "no hay plazo que no se cumpla ni tiento que no se corte" se dificulta el aprendizaje de la realidad, dado que vivimos en una sociedad "acívica". Vale decir vivimos en una sociedad conformada, pero sin civilidad, es decir sin previsión ni apego por las instituciones ni conocimiento de cual es el lugar del individuo en la sociedad, y sobre todo y mas importante, cual es lugar del estado en esa sociedad. Me refiero a las instituciones como garantes de los derechos de los individuos.

A la brevedad veo la "desinstalación" de la argentina respecto al mundo,  resultante en la intrascendencia.Una intrasecendencia muy cómoda para la clase política y muy gravosa para la ciudadanía general. La confianza, la poca que queda, destruída por mucho tiempo y una consecuente gran dificultad para reinsertarse en el concierto mundial. Quizás con el tiempo, los argentinos se den cuenta que vale mucho mas para su propio bienestar un lugar en el mundo e ir construyendo una nación sólida, que el páramo que nos depara ser las víctimas llorosas, el "país acreedor" que quiere el relato kakatero.
Pero mientras tanto lo que dejará este gobierno será tierra arrasada.

sábado, 24 de marzo de 2012

Dia de la memoria


Y para conmemorarlo, nada mejor que una nota brutalmente honesta de M. Caparrós del 2008 que nos cuenta sobre quiénes eran que pensaban y que querían los que colaboraron a preparar el camino a la larga noche de la década del 70 en Argentina. Lo cual dista mucho de la nueva historia oficial que nos habla de una juventud de paz y amor que solo quería un mundo mejor y un boleto estudiantil.

Para releer

El peor Acuerdo (Diario Crítica del 25/7/2008)
Nunca hubiera pensado que alguna vez podía llegar a estar de acuerdo con el hijo de puta del ex general Luciano Benjamín Menéndez. Y sin embargo, ayer.

Ayer, en su alegato final, el ex Menéndez, ex jefe de una de las unidades militares más asesinas, el Tercer Cuerpo de Ejército, hombre de cuchillos tomar y de presos matar, peroró en su defensa. Dijo, en síntesis, que las fuerzas armadas argentinas pelearon y ganaron para “evitar el asalto de la subversión marxista”. Y yo también lo creo.

Con algunos matices. La subversión marxista –o más o menos marxista, de la que yo también formaba parte– quería, sin duda, asaltar el poder en la Argentina para cambiar radicalmente el orden social. No queríamos un país capitalista y democrático: queríamos una sociedad socialista, sin economía de mercado, sin desigualdades, sin explotadores ni explotados, y sin muchas precisiones acerca de la forma política que eso adoptaría –pero que, sin duda, no sería la “democracia burguesa” que condenábamos cada vez que podíamos.

Por eso estoy de acuerdo con el hijo de mil putas cuando dice que “los guerrilleros no pueden decir que actuaban en defensa de la democracia”. Tan de acuerdo que lo escribí por primera vez en 1993, cuando vi a Firmenich diciendo por televisión que los Montoneros peleábamos por la democracia: mentira cochina. Entonces escribí que creíamos muy sinceramente que la lucha armada era la única forma de llegar al poder, que incluso lo cantábamos: “Con las urnas al gobierno / con las armas al poder”, y que falsear la historia era lo peor que se les podía hacer a sus protagonistas: una forma de volver a desaparecer a los desaparecidos. Me indigné y, de tan indignado, quise escribir La voluntad para contar quiénes habían sido y qué querían realmente los militantes revolucionarios de los años sesentas y setentas.

(A propósito: es la misma falsificación que se comete cuando se dice, como lo ha hecho Kirchner, que este gobierno pelea por realizar los sueños de aquellos militantes: esos sueños, está claro, eran muy otros. En esa falsificación, Kirchner y el asesino ex se acercan; ayer Menéndez decía que “los guerrilleros del 70 están hoy en el poder”, sin ver que, si acaso, los que están alrededor del gobierno son personas que estuvieron alrededor de esa guerrilla en los setentas y que cambiaron, como todo cambió, tanto en los treinta últimos años que ya no tienen nada que ver con todo aquello, salvo para usarlo como figura retórica.)

Es curioso cómo se reescribió aquella historia. Hoy la mayoría de los argentinos tiende a olvidar que estaba en contra de la violencia revolucionaria, que prefería el capitalismo y que estuvo muy satisfecha cuando los militares salieron a poner orden. “Ostentamos el dudoso mérito en ser el primer país en el mundo que juzga a sus soldados victoriosos, que lucharon y vencieron por orden de y para sus compatriotas”, dijo el asesino –y tiene razón. Pero la sociedad argentina se armó un relato según el cual todos estaban en contra de los militares o, por lo menos, no tenían ni idea. Es cierto que no podían haber imaginado que esa violencia era tan bruta, tan violenta, pero había que ser muy esforzado o muy boludo para no darse cuenta de que, más allá de detalles espantosos, las fuerzas armadas estaban reprimiendo con todo.

El relato de la inocencia mayoritaria se ha impuesto, pese a sus contradicciones evidentes. Los mismos medios que ahora cuentan con horror torturas y asesinatos las callaron entonces; los mismos partidos políticos que se hacían los tontos ahora las condenan; los mismos ciudadanos que se alegraban privada y hasta públicamente del retorno del orden ahora se espantan. Y todos ellos conforman esta masa de ingratos a la que se dirige el muy hijo de exputa: “Luchamos por y para ustedes” –les dice y, de hecho, los militares preservaron para ellos el capitalismo y la democracia burguesa. Pero la sociedad argentina se ha inventado un pasado limpito en el que unos pocos megaperversosasesinos como éste hicieron a espaldas de todos lo que ellos jamás habrían permitido, y les resulta mucho más cómodo. Como les resulta mucho más cómodo, ahora, indignarse con el ex que repensar qué hicieron entonces, a quién apoyaron, en qué los benefició la violencia de los represores, y lo fácil que les resultó, muchos años después, asombrarse, impresionarse e indignarse.

El ex Menéndez es, sin duda, un asesino, y ojalá que se pudra en la cárcel. Es obvio que no es lo mismo la violencia de un grupo de ciudadanos que la violencia del Estado, pero es tonto negar que nosotros proponíamos la guerra popular y prolongada como forma de llegar al poder. Y también es obvio que la violencia de los militares no les sirvió sólo para vencer a la guerrilla: lo habrían podido conseguir con mucho menos.

Durante mucho tiempo me equivoqué pensando que los militares habían exagerado: que la amenaza revolucionaria era menor, que no justificaba semejante despliegue. Tardé en entender que los militares y los ricos argentinos habían usado esa amenaza como excusa para corregir la estructura socioeconómica del país: para convertir a la Argentina en una sociedad con menos fábricas y por lo tanto menos obreros reivindicativos, para disciplinar a los díscolos de cualquier orden, y para cumplir con las órdenes reservadas del secretario de Estado USA, su compañero Kissinger, que les dijo en abril de 1976 que debían volver a convertir a nuestro país en un exportador de materia prima agropecuaria.

Es lo que dijo el ex: “¡Y nosotros estamos siendo juzgados! ¿Para quién ganamos la batalla?”. Porque es cierto que la ganaron, y que su resultado principal no son estos juicios sino este país sojero.

Ése es el punto en que casi todos se hacen los boludos. La indignación siempre fue más fácil que el pensamiento. Supongo que es mejor que muchos, para sentirse probos, prefieran condenar a los militares antes que seguir apoyándolos como entonces. Pero no deja de inquietarme que todo sea tan fácil y que sólo un asesino hijo de puta suelte, de vez en cuando, ciertas verdades tremebundas.

miércoles, 29 de febrero de 2012

Día 29, día de los Ñoquis

La verdad que luego de tantas décadas de manifiesta inoperancia, de impericia y de inutilidad, creo que los días 29 de cada mes deberíamos declararlo "día del empleo público" y pegar cartelitos deseándoles felicidad a los empleados públicos en todas las dependencias del estado.

Y para empezar un poema que levanté de Blogbis, para los ñoquis en su día, pero especialmente dedicada a los militontos esos de La Cámpora (y otros a los que aplique), especie de ñoquis venenosos, cigarras violentas de lengua revolucionaria y paladar gourmet:

"Vos no sos heredero de Perón ni de Evita...
vos sos un ñoqui puto que te gusta la guita..
cuando vas a la plaza la vas de montonero,
pero los 29 reventas el cajero..
vos sos un pajero"


Que disfruten los que morfan de la nuestra, mientras dure...

viernes, 24 de febrero de 2012

Efectos de la corrupción


Que otra cosa esperaban? Con una empresa en la que el precio del pasaje no cuenta para nada y lo que cuentan son los amigos y entenados que facilitan una red de peajes y tragadas. ¿Quien podía creer que que no podría pasar un accidente así? Es mas ¿cuanto falta para el próximo accidente?
Ahora parece ser que este señor Cirigliano de TBA, además de socio de R. Jaime en el choreo (no en vano el juez Oyarbide desestimó la validez de los e-mails de prueba contra Jaime), es dueño de las empresas que proveen mantenimiento a TBA y seguros, entre otros, además de haber sido un recaudador para la campaña de Nestor "El" Kirchner a su debido momento. También compra casinos Todo una mezcla muy turbia donde hay dineros públicos de por medio. Parece que quedan pegados muchas personas.

Detalle de color: estadísticamente la mitad del pasaje de ese tren votó a Cristina Fernandez (como votaron a todos los gobiernos anteriores), todos se estrolaron y sufrieron la tragedia. Desde que tengo memoria (fuí muchos años usuario del sarmiento) los vagones están en un estado tal que cuesta distinguirlos de la compactadora de un camión de la basura ¿Podrán hacer una relación de responsabilidades que los lleve al centro del gobierno? ¿O quedará todo en un pedido de estatización? ¿Es esto una premonición de un futuro cercano? No sé, pero lo que si se es que es toda una pintura de la sociedad argentina actual.

(foto levantada del EOC)

Actualización 24/2/2012 20:39 Encontraron el cadáver de Lucas Menghini, desaparecido desde el día de la tragedia, destrozado entre los hierros de un vagon en la zona del fuelle de conexión entre vagones. Si bien considero que el operativo rescate fué bueno, este "Momento Pomar" nos ilustra a la impericia y la idiocia como un valor social, en lo particular cuando la decisión de mover un dedo queda en manos de un burócrata.

Les gustará??

A veces creo que sí. Esta lacra obsecuente y chupaortos es el gran empresariado argentino. Tienen lo que se merecen por que no son mas que una manga de arrastrados llorones, veamos:

Entró a lo Guillermo Moreno. "En esta casa, cuando las autoridades entran, le gente se pone de pie", adoctrinó el secretario de Comercio Interior. Los 150 empresarios autopartistas obedecieron casi de un salto. La escenografía era familiar para la mayoría: un afiche de la presidenta Cristina Kirchner con la leyenda "Avanti Morocha" encabezaba el salón donde el dueño de casa suele recibir, los viernes, a ejecutivos de distintos sectores en contactos que los protagonistas llaman "La escuelita".


La pregunta es hasta donde son capaces de llegar en la agachada, por que hasta ahora han sido capaces de financiar y apoyar a un gobierno que a cambio de protección y prebendas sectoriales compró su silencio mientras destruyó sistemáticamente a la pequeña industria y se menoscabó toda salida seria de inserción de la industria argentina (la poca que da un producto de nivel internacional) en el mundo.
¿Que van a hacer estos idiotas el día que no quede mas remedio que abrir de golpe y sin anestesia el comercio internacional?
La verdad es que no me importa, por que son unos miserables y merecen lo que les sucede, el maltrato y el basureo constante. Lo unico lamentable es la penuria que le espera al país el día que se decida a avanzar por la vía correcta.

De Moreno no tengo mas nada que decir que el tipo es el puño de acero de la presidente Fernandez Wilhelm, hiena con careta de oveja, y es (como diría Hayek) un inútil ubicado en una posición que le hace creer que sirve de algo (como casi todos en este gobierno nazi) Moreno no hace nada que no le diga la presidente, es un peon como cualquier otro.

Tienen lo que se merecen

viernes, 17 de febrero de 2012

Ahora si!!


Ya no habrá mas hambre, ni mas delincuencia, todos seremos felices por que el gobierno tan bueno
con los pobres, comprometido con la verdad, laconstitución y los Derechos Humanos, ya oficializó el "automovilismo para todos"

Lo único que les solicita este humilde escriba, dada tanta algarabía y dado que tan bién está nuestro país, que den de baja el plan "Miseria para todos" que parece que sigue funcionando sobre rieles.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Ricos ladrones



Leía ayer las declaraciones lamentables del infame Julian Dominguez justificándose acerca del auto-aumento que se dieron los congresistas. Una justificación muy pobre sobre que si así no fuera la democracia terminaría "en manos de ricos o ladrones".
Mas allá del hecho de que la democracia argentina consiste en una partidocracia de facto con participación del voto popular (es decir que en los hechos se votan partidos y no representantes)
el razonamiento de este inútil es falaz, por que el ladrón roba por la oportunidad y por temperamento, no por pobre. Como prueba de ello ofrezco la enorme cantidad de gente que vive en la pobreza, en villas y se levanta todos los días a trabajar y a tratar de encontrarle la vuelta al asunto sin robar. Ni que hablar del hecho de que las redes de prostitución, trafico de armas, drogas, personas e influencias (las cuales seguramente sabrán contar con el brazo enhiesto de Domínguez billete mediante, cuando sea menester) no están manejadas por gente pobre.

Luego, la Constitución, por lo menos en su versión original exigía que los representantes del pueblo tuviesen una cierta fortuna en pesos oro con el fin no de que "estén satisfechos y no roben" sino por que si ese dinero es bien habido mediante el trabajo puede tomarse como prueba de capacidad para manejar asuntos del estado (si tuvo la capacidad llevar adelante sus negocios y hacer fortuna honestamente, seguramente tendrá la capacidad para llevar adelante los asuntos de estado).

Y aunque esta prescripción sea debatible, nos dá por lo menos un punto de partida para determinar algo tan básico como la idoneidad, dado que no se busca para la función legislativa ni a iluminados ni a filósofos o intelectuales, sino a gente que tenga capacidad de moverse en un entorno libre y prosperar (cosa de la que no puede hablar el levantamanos de marras)

Finalmente debo afirmar que hoy día las funciones del estado en general están excedidas en demasía de las funciones originalmente asignadas a un estado (vale decir seguridad interior, exterior y justicia) entonces la oportunidad de robar y la tentación se halla en la extrema complejidad del estado, de la cual deriva la opacidad que requiere especialistas en múltiples áreas solamente para mover un pié adelante del otro (por decir de algun modo), y que además de opacar sus mecanismos ante quienes deberían realmente controlarlo (los ciudadanos) desalentándolos, cubre el accionar delictivo de una multitud de empleados públicos que no cumplen ninguna función específica, pero que cobran peajes (empezando por su sueldo) y muerden de diversas maneras desde la funcion pública, protagonizando hechos de corrupción de gravedad variada.

Así las cosas, este infeliz debería callarse la boca y saber que ganando un peso o un millon no cambia la realidad de la institución. Dado que se trata de una institución vaciada y viciada llena de traidores a la patria cualquier paga es un robo y un saqueo al erario público. De todos modos el congreso está lleno de ricos y ladrones: Ladrones que se han hecho ricos usando al estado.