jueves, 29 de diciembre de 2011

De zapatos y felpudos


Feinmann, pobre viejo tarado. Quiere pertenecer a una vanguardia en una época en que las vanguardias ya no existen. Se conforma con escribir "en difícil" para una clase política progre que quiere "leer en difícil" como un ejercicio de impostura intelectual, pero que siguen siendo los mismos ladrones brutos de siempre. Que contradicen y niegan, por acción privada y pública, a todas y cada unos de las creencias y postulados de Feinmann.

Yo entiendo que en política hay que "tragar sapos" de vez en cuando, lo cual para algunos es pragmatismo, y para otros (en general en posiciones ideológicas extremas) es meterse la ideología en el orto y ponerse a trabajar con lo que realmente funciona.
Pero que un teórico (supuestamente) como Feinmann, un filósofo (por llamarlo de algún modo) con una teoría desarrollada en varios libros, que en su vida pública emite opiniones en términos de sus tesis, salga a desdecirse, que no dijo lo que dijo, a destratar a periodistas mediante una nota, con expreso fin de quedar bien con el gobierno del que dijo cosas ciertas, pero incómodas al punto de tener que preveer problemas serios....

¿Que hay mas arrastrado y vil que eso?

Feinmann, miserable indigno, no llores por que ahora se aprestan a carnearte. Ellos no tienen amigos, deberías saberlo.

3 comentarios:

carancho dijo...

Muy buena la definiciòn de Feinmann.

Victor dijo...

El episodio de Feinmann muestra un kirchnerista en alto contraste. Eso es lo que son.

Tortita Negra dijo...

Tal cual Victor, tal cual.